CESI: CONGRESO ESTUDIANTIL DE SOCIOLOGÍA INTERDISCIPLINARIA 2025.
Poder, destrucción creativa y sociedad: el arte como fuerza para imaginar lo que aún no nace
En tiempos donde lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no termina de nacer, el arte se erige como un lenguaje que interrumpe, interroga y transforma. Esta exhibición, parte del I Congreso Estudiantil de Sociología Interdisciplinaria (CESI) 2025, se inscribe en una coyuntura crítica —política, ecológica, epistémica y afectiva— donde lo público y lo sensible se entrelazan.
El lema que guía este encuentro, Poder, destrucción creativa y sociedad, nos invita a reflexionar sobre las grietas del presente: sobre las instituciones que se resisten al cambio, sobre las formas de vida que se deterioran o agotan, y sobre las posibilidades de reconfigurar nuestras formas de existencia. La destrucción creativa no es solo un concepto económico o técnico. Es también una pulsión vital: la urgencia de demoler estructuras que sofocan para abrir paso a lo inédito, a lo aún no imaginado. Como Schumpeter advertía, el cambio llega como ola, como ruptura. Pero en América Latina, esas olas rompen contra territorios heridos y memorias negadas.
Esta muestra reúne obras de artistas cuyas prácticas no solo representan el malestar, sino que lo invocan, lo descomponen y lo devuelven a la mirada como pregunta. Sus piezas no explican el mundo: lo tensionan. A través de instalaciones, fotografías, esculturas, videoarte y pintura expandida, se articula una constelación de imágenes que se inscriben en los cuerpos, en la tierra, en los silencios impuestos y las palabras olvidadas.
Hay aquí una arqueología del poder y de sus ruinas: desde la violencia de las instituciones extractivas hasta las posibilidades de habitar otros paisajes. Hay también una propuesta de arte como herramienta heurística, como método de conocimiento y como acto de mediación social. Un arte que interfiere en los discursos dominantes, que no busca respuestas fáciles ni consensos apaciguadores, sino que invita a imaginar lo político más allá de la gestión del orden.
Este gesto curatorial busca entrelazar el pensamiento crítico con la potencia estética, convocando a quienes visitan esta exhibición a detenerse. A observar. A incomodarse. A pensar el presente desde sus fracturas. Y quizás, a vislumbrar —en medio del colapso— nuevas formas de vinculación, de justicia y de horizonte.
Aquí, donde el saber y el sentir se tocan, el arte no es adorno: es herramienta, es denuncia, es promesa.